viernes, 16 de marzo de 2012

Un mar de eses


No es el justificante de mi comportamiento a ratos inmaduro y tal vez errado. Esto no es una limpieza de conciencia, sino una forma más de reafirmarme en lo que ahora mismo siento que es lo apropiado. 
Sólo he encontrado una manera de alejarme de aquellas punzadas de dolor candente, de la desgana, de la oscuridad de la que se pintaba mi alma cada noche... Una forma de apartar esa tristeza que pesa y araña y destruye. Una forma que no es otra que sumergirme en un mar de sensaciones, serenidad y sonrisas... junto a él.   
Quizás luego me lo recrimine...o más bien probablemente luego tenga que arrepentirme.
Pero ya me ocuparé de reparar los efectos colaterales que puedan derivarse de este comportamiento imprudente porque, a pesar de estar eligiendo lo que ahora me proporciona más satisfacción sin tener demasiado en cuenta las posibles consecuencias futuras, cuando el camino de la salvación se superpone al de la perdición pocas vías de decisión quedan abiertas.


Quien juega con fuego, se puede SALVAR.
Y en el peor de los casos, si no me salvo por lo menos habré aprendido algo.