domingo, 19 de septiembre de 2010

Guarida I

"He de irme"
Sus últimas palabras antes de dar la vuelta y seguir su camino. Se adentró entre las filas de coníferas con paso ligero. Le seguí con la mirada allá hasta donde alcanzaba la vista.
Podía haberlo retenido un poco más. Claro que podía. Incluso, tal vez, habría conseguido que pasara la noche aqúí. Otra noche sola...No. Eso no podía permitírmelo.
Corrí. Corrí todo lo rápido que pude hasta que distinguí una silueta cerca. Era él. Había amainado el paso. Fue difícil pero pude conseguir conducirle hasta mi guarida.
"¿Qué quieres de mí?"
"Sólo tu presencia"
Le necesitaba. Necesitaba un testigo de mis noches en vela. De mi uso y abuso del licor. De mis ansias de empaparme de literatura. En fin, de mis excesos. Un juicio ajeno, un poco de cordura, sensatez.
Sus ojos reflejaban rabia. Supuse que se sentía preso, despojado de su libertad. Pero no, yo no iba a obligarle a nada, excepto a quedarse junto a mí aquella noche, sólo aquel momento. Pensé que unas palabras amables le tranquilizarían y me dispuse a narrarle mis nobles intenciones. Antes de terminar mi explicación, pasó un brazo por mi cuello y apretó mi cuerpo contra el suyo. Era un abrazo…un abrazo de un mortal.
De repente caí en la cuenta de que había parado de hablar y él no parecía siquiera haberlo notado. Sonreía. Acarició mi cabello y yo…cerré los párpados poniendo fin a mis noches de insomnio.

2 comentarios:

  1. Mmm me gusta la magia y las historias fantásticas, espero ver cómo sigue esta historia.

    Tiene buena pinta :)

    Un abrazo de Gor!

    ResponderEliminar