miércoles, 22 de septiembre de 2010

Guarida II

A lo lejos, al final de la llanura, allí estaba él. La tenue luz del final del día iluminaba su cabello azabache y sus labios, de comisuras ascendentes, casi parecían esbozar una sonrisa.
Quería acercarme a él, poder observarle desde más cerca, tal vez desde detrás de uno de aquellos cipreses. Empecé a caminar en línea recta, pero después de un buen rato andando él seguía estando a la misma distancia de mí que antes. Como si cada paso que andara yo, lo desanduviese luego él. Sin embargo él no se movía. Había estado en esa misma posición todo el tiempo. ¿Y si, quizás, fuese un espejismo, una ilusión?


El canto de un jilguero me despertó, haciéndome volver a la realidad. ¿Sólo había sido un sueño? Parecía tan...cierto. A mi lado seguía aquel mortal, ¡aún dormido! No esperaba encontrarlo a mi lado por la mañana. Podría haber tenido la deferencia de marcharse mientras yo dormía. El bosque de día era muy diferente. Los umutxu estarían cerca de aquí y ellos... No. Definitivamente había sido un error pedirle que se quedara. Y por ese error, posiblemente, tuviese yo que luchar para salvar su vida.


¡Maldita inconsciente!

1 comentario:

  1. Y ya si me mezclas la magia con los sueños... :D

    Solo me quejo ahora de la extensión.. joo, pero bueno así vas dejando intrigaa :)

    Continúa, que me dejas con ganas ^^

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