jueves, 26 de enero de 2012

Comienza el espectáculo I



Te tuve entre mis brazos, me deleité en tu cuerpo, probé el sabor de tus labios, retuve el calor de tu piel, memoricé cada centímetro de tu cuerpo y….  te utilicé.
Te hablaba de sentimientos como si me pertenecieran, como si tuviera control sobre ellos… Sin ser consciente de que esos sentimientos eran de llegada imprevisible, que surgían de repente  y que se iban apoderando poco a poco de tu ser… y que únicamente percibías su presencia sólo cuando estaban tan arraigados a ti que no podías desprenderte de ellos a tu voluntad como si se tratasen de tus propias venas, o mejor,  como si los sentimientos fueran la sangre venosa que sigilosa y oscura va arrastrándose por el interior de tus vasos sanguíneos…
Y de repente… te diste cuenta de que aunque el instinto de supervivencia luchaba por mantenerse dominante, la sangre empezó a solidificarse.

¿Sabes? Nuestra distancia hace que parezcamos mucho más seguros de nosotros mismos pero el contacto con la piel difumina las máscaras que cubren nuestra verdadera esencia.


Cuántos más…
Ni siquiera preguntes si eres uno más…



Sólo eres otra cara bonita.   

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